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domingo, 20 de enero de 2013

UNIVERSALES LÓGICO LINGUISTICOS

UNIVERSALES LÓGICO – LINGÜÍSTICOS
Antonio Belaunde Moreyra
 

Reflexión Inicial

Los lingüistas discuten si existen o no ciertas propiedades estructurales que sean comunes a todos los lenguajes y que sean a la vez observables empíricamente.

Si lo discuten es porque en la medida de mi conocimiento y  hasta la fecha no lo han comprobado; sin embargo esta comprobación sería muy importante e interesante porque de hecho lo expresado en un lenguaje es en principio traductible a cualquier otro. Por ejemplo en el Perú a poco de consumarse la conquista y estando por consolidarse el régimen virreynal, los Evangelios fueron traducidos a los idiomas vernáculos del Tahuantinsuyo,  ó sea, por lo menos, al quechua y al aymará y además fueron estudiadas, en castellano,  las respectivas gramáticas de estos dos idiomas.

No he leído esas gramáticas quechua y aymará pero supongo se basarían  en la gramática española cuyo autor clásico fue el humanista de nombre Nebrija, en pleno renacimiento y a su vez se sirvió como modelo o pauta  de las gramáticas latina y griega que venían de la antigüedad clásica. Los lenguajes son así comunicables y en consecuencia debe haber algo de común entre ellos. Por lo demás hoy se han puesto de moda largos relatos chino y japonés que son tan estimados en Occidente como la novelística de Marcel Ploust, por dar un ejemplo.

 Para entrar en materia comenzaremos por resumir el pensamiento de un gran maestro, que era por nacimiento suizo pero fue culturalmente francés, con visos germánicos,  en todo caso profesó en la universidad de Ginebra muy a principios del siglo XX, y fue el iniciador de la así llamada Lingüística Estructural: Ferdinand de Saussure.

Debo decir que el pensamiento de Saussure tuvo un precedente francés levemente anterior en la aportación de un profesor de esa nacionalidad  Sr. Miguel Bréal, quien es así el primero que abrió  brecha en el campo que estamos estudiando, sobre todo la semántica.

Saussure hizo tres distingos básicos: Distinguió lo sincrónico de lo diacrónico; el lenguaje del habla; y el significante del significado.

Sincrónico es en materia lingüística el conjunto de lo que se da sistemática y simultáneamente en cada uno de los diferentes idiomas. Diacrónico es el estudio de la evolución temporal de los idiomas, también llamada lingüística histórica que se basa en la etimología y tiene una fase muy elevada en la filología tanto de la antigüedad clásica, floreció todo en Alejandría, como la renacentista, donde fue la ocupación principal de los llamados humanistas. La filología se cultiva aún hoy en las universidades pués consiste en el muy importante estudio de la cultura a través del lenguaje. Diré que yo he tenido amistad con una filóloga judío – alemana que vino al Perú huyendo de la persecución nazi habiendo actuado antes como enfermera en Centroamérica. Se llamaba Gred Ibcher, estudió en la universidad de Bonn y realizó entre nosotros una gran labor, permítaseme rendirle este homenaje póstumo. Algo habremos  de decir sobre ella más tarde.

 La lingüística histórica llego a su madurez cuando un sabio alemán de apellido Bopp logro identificar en su fase final el lenguaje indogermánico, origen común de los hablados por  los pueblos europeos y  los caucásicos, los de la antigua Persia y  la India, eso ocurrió hacia 1840.

El pensamiento y enseñanza de Saussure fue publicado póstumamente pues murió muy joven, recopilado por sus alumnos y el cundió después por todo el mundo occidental, dando lugar a las escuelas de Praga, Copenhague, la francesa, la inglesa, la de Estados Unidos, etc., y hoy abarca todo el mundo.

Desde el punto de vista sincrónico, en el lenguaje, característica del ser humano, hay cuatro niveles:

§  El fonético, ó mas bien fonológico ó fonemático, que fue sobre todo estudiado por la escuela de Praga y depende de nuestra estructura laringueo bucal, pero no concierne al mero sonido sino, por así decir,  al molde abstracto del sonido Gestalt, que son las letras ó fonemas de  que están hechas las palabras, aunque de esto no vamos a ocuparnos;
§  El lexical o semántico, ósea las palabras  de las  que están hechas los diferentes  lenguajes y que les son peculiares, aunque suelen tener  raíces comunes según las familias lingüísticas que son estudiadas por la rama histórica de esta ciencia la cual ya he mencionado y permiten préstamos y reenviós entre ellos cuya  función principal es denotar un significado, ó varios (Polisemia).
§  En tercer lugar el gramatical propiamente dicho que radica en la estructura morfológico sintáctica de cada lenguaje y consiste por lo pronto en un sistema de concordancias y flexiones o desinencias, llamadas afijos, y (que pueden ser afijos propiamente tales si van al principio  ó sufijos sin van al final de la palabra, y por último infijos si van en medio), más partículas especificas: como artículos, conjunciones, preposiciones, etc, todo lo cual permite que el mensaje atraviese el “Ruido ambiente” como se dice hoy en cibernética, también llamada ciencia de la comunicación; y por ultimo
§  El nivel estilístico, donde constan las connotaciones que van más allá, o más bien por encima de la denotación semántica y la modulan pero se relacionan con ella en forma que hemos leído en el lingüista francés señor Guiraud. Entiendo que la estilística tiene un precedente antiguo en la retórica, que fue estudiada sobre todo en Alejandría, y en el mundo moderno parece que el lingüista que mejor cultivo este campo es el Sr. A. Meillet discípulo directo de Saussure. Por lo demás la connotación estilística no es solo propia de cada palabra si no también la tienen los diferentes aspectos de la estructura morfológico­-sintáctica. Esto ha sido notablemente estudiado por un importante filólogo y lingüista Alemán casi contemporáneo llamado Bruno Snell para su idioma natal en un libro titulado “ Der Aufbau der Splache”, lo he leído en castellano, el sostiene que está connotación estilística de la estructura morfológico sintáctica consiste en una floración triádica a diferentes niveles, pues  ella va desde el nivel léxico fundamental: Sustantivo, adjetivo y verbo, hasta las formas poéticas principales: Épica, Lírica y Dramática, y aún previamente comienza en  la comunicación pre -lingüística, o lenguaje gestual, de la señal,  el grito y la imitación. (Por lo demás la onomatopeya es solo una idealización fonemática de la imitación primitiva.)  Y esta triada que sucede en alemán vale en cierta medida para todas las lenguas de la familia indo – germánica, y aún mas allá, por lo tanto también el español.

Según al parecer piensan los lingüistas positivistas, demasiado empíricos, en ninguno de esos cuatro niveles se puede comprobar la existencia de universales válidos para todas las lenguas habidas y por haber. Lo que se sabe es que los idiomas son traducibles, salvo en su connotación estilística y aunque a veces para traducir algún termino haga falta echar mano de paráfrasis que complican la prosódica. En cuanto a la connotación estilística ella está sujeta a características   muy complejas que la  hacen peculiar a cada idioma.

Lo dicho hasta ahora marca  un vació preocupante; pero al no hallarse la solución el problema debe de estar mal planteado, nuestro parecer radica en que Los universales, en el sentido que está palabra tiene ahora y aquí (hic et nunc), no son de carácter empírico, son de carácter lógico.

 La lógica, como su nombre indica, es una ciencia lingüística, ya que la raíz de su nombre significa eso: palabra; pero no es empírica, es apriorística, especulativa,  filosófica.

Un gran lingüista del siglo XX, judéo – norteamericano, Noam Chomsky  sostuvo que por debajo de su contenido semántico y de su armazón morfológico sintáctica toda expresión lingüística comporta una estructura subyacente  él la  llama “sintaxis de fondo” y  afirma que es indiferente a las variaciones que puedan hacerse en el nivel superficial ó aparente las cuales se “generarían transformistamente” a partir del fondo Sintáctico Semántico. Que yo sepa él no lo llego a decir pero me es claro que la estructura de fondo de las expresiones lingüísticas es de carácter lógico. Si él no lo llegó a decir, estuvo a punto de hacerlo pues se intereso por la lógica del racionalismo francés del periodo inmediatamente posterior a Descartes, en particular las llamadas Gramática y Lógica de Port Royal que aparecieron en Francia al promediar el siglo XVII (Obra sobre todo de los Jansenistas señores Arnauld y Nicole) y que son la culminación de lo que se suele llamar la lógica clásica, planteada original y básicamente por Aristóteles y  tuvo un desarrollo propio en la escolástica medieval, sobre todo en el siglo XIV. Así al Señor Chomsky  le falto poco para culminar su aportación; su principal obra en tal sentido es un pequeño libro titulado “Pensamiento  y Lenguaje” (algunos dicen “Discernimiento”) dicho sea esto aunque guardo por mi parte reservas respecto a su predica política, que es otra cosa.

La obra lógico lingüística de Chomsky tuvo un precedente y basamento fundamental en las reflexiones de Edmund Husserl, sabio judío - germano iniciador  de la fenomenología, corriente filosófica primordialísima en el pensamiento del siglo XX. El comenzó por combatir el psicologismo que se había filtrado por efecto de la epistemología asociacionista anglo – escocesa del siglo XVIII (Locke, Hume),  como un supuesto fundamento de explicación de  la lógica y también, por consiguiente,  de la matemática y fue una derivación del nominalismo de finales de la edad media contra el cual había reaccionado la escuela cartesiana de Port Royal. El pensamiento positivista de la segunda mitad del siglo IXX  esta dominado por el psicologismo, el cual  les llega a través de Stuart Mill y no obstante de la calidad humana de dicho maestro era necesario eliminar esto para sentar la construcción de la  lógica sobre bases eidéticamente sólidas, autenticas, cosa que hizo Husserl en los “Prolegómenos” de su gran obra filosófica inicial “Las Investigaciones Lógicas”. Su estudio, produjo que el psicologismo no pudiera menos que ser  vencido.

Digamos de paso que el positivismo finisecular del ochocientos cayó en un sociologismo, según quería Emilio Durkheim, como si las estructuras lógico lingüísticas pudieran basarse en las de la sociedad humana tales como la escuela durkheimiana las entendía. Pero todo esto fue oportunamente barrido por Husserl y el abrió el paso a una vuelta a la concepción de la lógica como un saber a priori pre empírico, es decir filosófico. Ahí  nos situamos nosotros para afirmar que la estructura de fondo de las expresiones lingüísticas es lógica. Debo decir que Husserl era un pensador idealista, todo lo contrario del empirismo que había dado lugar a la interpretación psicologista y asociacionista  de la lógica. Sin embargo hubo empiristas contemporáneos a Husserl que reconocieron el valor de su predica y se fundaron en el carácter a priori  de la lógica y la matemática y para entenderlo se interesaron por los Prolegómenos que ya he mencionado. No en vano Husserl proclamo como su lema “La vuelta a los Hechos” esto es lo que se llama el empirismo lógico ligado al desarrollo de la llamada lógica matemática, ó simbólica, que tiene mucha importancia hasta hoy y la seguirá teniendo en adelante. Ahora bien para sostener lo que venimos diciendo no decirlo así, hace falta mostrarlo y para tal cosa entremos en materia.


Los otros distingos Saussurianos
Como ya vimos, aparte de sincronía y diacronía Saussure hizo además dos distingos fundamentales:

·        Distinguió los conceptos de habla y de lenguaje y
·        En segundo lugar distinguió el significante del significado.

Para Saussure hablar es en lo fundamental comunicarse verbalmente, esto es un hecho de “habla”; claro que hay también la comunicación escrita pero ella es otro orden de cosas, consiste en una actividad de mucha importancia y que puede ser de muy alto nivel intelectual y artístico aunque es siempre de naturaleza derivada dentro de los fenómenos de la comunicación humana, Inter.- sujetiva. A los empiristas lógicos les costo fuerte trabajo entender esto, mas he aquí  que el que  hacía cabeza entre ellos, el norteamericano Bloomberg se los explicó y los convenció. Hay escritos de él en tal sentido.

Por el contrario lenguaje es el fondo lexical y morfo – sintáctico, etc., de que se vale el parlante para realizar un acto de habla; es el repositorio del idioma, del cual extrae los elementos de su habla y está presente  ó mas bien en estado de latencia en la mente de todos los que están versados en el. Así mientras el habla es un acto, un hecho actual, el lenguaje es una potencia, una posibilidad subyacente al habla y que solo en está se actualiza. Es la gama ó mejor dominio de todo lo lingüístico sincrónicamente dado en toda comunidad humana que la comparte por estar versada en ello y en términos durkheimianas constituye el basamento de su conciencia colectiva. Esto en cuanto al primer distingo Saussureano.

En lo que toca al segundo distingo Saussure dijo que toda palabra es un ser bifronte, un ente mixto como ciertos entes mitológicos tales como los centauros, los tritones, ó las sirenas, es decir ahí en ellas una base fonemática, que es el significante y una culminación, ó denotación eidética que es el significado. Ósea las palabras apuntan ó como  hacía un contenido ideal, ó más bien conceptual, propiamente lo denotan como ya dijimos, puesto que el concepto es la idea, en sentido platónico, puesta al alcance de la mente humana, en la medida en que puede “concebirla”.

Saussure dijo que la relación entre significante y significado es arbitraria, convencional, pero no por eso deja de se de alguna manera motivado. El lingüista Francés Pierre Guiraud nos indica que dicha motivación es etimológica, pero ello no nos interesa demasiado para nuestros fines.

  El distingo saussureano que ahora nos ocupa tiene precedentes medievales en lo que los escolásticos llamaron la teoría de la “Suposición” para ellos las palabras están en el habla en lugar de otra cosa y este “estar en lugar” ó “su-poner” es, o mejor dicho puede ser de tres modos: La suposición directa, la formal, que me agradaría llamar indirecta y la material. Al menos según entiendo esta teoría fue definida por Petrus Hispanos.

La suposición directa es lo mismo que vio Saussure en su noción de significado, a saber las palabras significan un concepto ó varios, lo denotan ó apuntan a ello. La suposición formal, que ya dije preferiría llamar indirecta es el hecho que a través de las palabras se puede mentar objetos individuales ó plurales que caen dentro o mejor dicho bajo los conceptos mentados en su significación ó suposición directa por ejemplo la palabra “hombre” significa o mienta en suposición directa la noción de “ser humano”, no necesariamente masculino, pero en suposición indirecta, mediante ligeros cambios morfológicos sintácticos, ó artículos adecuados,  menciona los seres concretos que son humanos tal ó cual, algunos, quizá todos ellos.

Está suposición es indirecta pues se mienta a los entes concretos mediante su pertenencia a un concepto ó su calificación mediante él,  lo que los medievales llamaban “Un Universal”. Aquí la palabra universal significa algo un tanto distinto que “universal lingüístico” de lo cual nos estamos preocupando en este ensayo.

Por último en la suposición material la palabra se mienta así misma, es decir, el significante es su propio significado ello es muy infrecuente en el habla natural pero suele ocurrir en el estudio de los fenómenos lingüísticos.

Agreguemos que en los manuales más modernos de la llamada lógica clásica se suele distinguir la interpretación intensiva, ó “comprensiva”, de la lógica de su interpretación extensiva. Parece que Aristóteles no se percato de esta diferencia; se percataron en cambio los escolásticos medievales al distinguir la suposición directa, que es lógica en interpretación intensiva, de la suposición formal ó indirecta, que es lógica e interpretación extensiva. Pero donde claramente quedo estructurada la contraposición de ambas versiones de la lógica parece ser en Port Royal, por lo demás se trata de concepciones lógicas complementarias e inversas puesto que una inclusión intensiva entre términos, en el sentido por ejemplo en que la noción de espacio esta contenida en la noción de color, esto es intensivamente, corresponde la inclusión inversa, extensiva de la noción de color ó de un color en particular, por ejemplo el verde,  en la noción de espacio, es decir de la clase de los objetos coloreados en la de la de los objetos espaciales.

Entre los logístas matemáticos modernos, como es bien sabido,  predomina la concepción extensiva de la lógica y parece que ello se debe al  fracaso en la intención del gran filósofo Gottfried  Leibniz quien trato de crear una mathesis universalis pero no lo logró pues no obtuvo su componente decisivo, el  “cero lógico” ó “clase nula” que solo fue descubierta por el matemático inglés George Boole siglo y medio más tarde. Un estudioso peruano hizo su tesis universitaria sobre esta materia: Leopoldo Chiappo, con quien tuve alguna amistad. Pero con esto nos estamos apartando de nuestro tema central lógico lingüístico para entrar en un terreno más bien matemático.

Como una confirmación del carácter empirista de la sub cultura anglosajona debe notarse que lo calificado por nosotros como “Suposición Indirecta”, siguiendo a los medievales, se suele llamar hoy “Referencia” anotemos esta palabra cuyo uso actual hemos de explicar más adelante, para indicar que queda todavía algo por decir en lo que a la suposición o modo de “mentar” a la palabra se refiere.

Digamos ahora para terminar está sección que tanto para fines de comunicación como de pensamiento el significado de las palabras debe ser univoco, es decir, debe serlo en los actos de “habla” puesto que de otra manera no se sabría de que se esta hablando.

Identidad y Contexto

Por cierto desde el punto de vista del lenguaje como reservorio de recursos para el habla las palabras tienen inevitablemente una cierta anfibología, una cierta polisemia como se dice ahora; pero esa polisemia debe eliminarse y superarse en virtud del contexto en el cual el habla se dice ó se pronuncia,  en efecto este parece ser otro universal lingüístico, a saber que un acto de habla esta siempre inserto en un contexto, en una “circunstancia” para decirlo en términos de Ortega y Gasset. El contexto es de dos clases: en primer lugar el discurso diálogo ó conversación en  que el habla se produce ó pronuncia; no se si pleonásticamente cabría llamarlo “contexto textual”; y en segundo lugar hay un contexto situacional ó de circunstancia, en el sentido de Ortega y Gasset como ya vimos, ósea, todo el ambiente que rodea y que motiva la expresión lingüística ó expresiones que dentro de él se emiten. A mi padre le gustaba hablar de Entorno y confín.  Estos factores contextuales deben estar suficientemente caracterizados para que la polisemia congénita a las palabras quede superada, ó reducida para los fines de la comunicación y el mensaje se entienda, a nuestro modo de ver en ello consiste el alcance  lógico lingüístico del principio de identidad, clásicamente considerado el primero de los principios lógicos.

Lo dicho no impide que el principio de identidad tenga un alcance ontológico que trasciende el nivel lógico lingüístico, trasciende esta univocidad de la palabra como significado y radica en la unicidad del ser y de los seres en concreto; unicidad del ser vel de los seres en concreto, que vio Parménides en su grandiosa visión trascendente de algo que esta mas allá de este mundo, y a los seres inmanentes que vieron, en otro enfoque los atomistas, Tales, Demócrito, Empédocles, Leucipo y quizás algún otro, cuyo pensamiento sirvió de Proleigomeno a la ciencia moderna (Gassendi). Pero lo que nos importa aquí es la univocidad en el uso del lenguaje, la superación de la ambivalencia ó polisemia, salvo que se la use de manera expresa, voluntaria y quizá irónica aunque siempre sabiéndose que no deje lugar a errores. Un ejemplo aclarara el punto; me lo contaron en Alemania cuando yo era todavía joven.

Para darme a entender cabalmente explicare que en alemán el verbo zu schiken  significa mandar, enviar, remitir, pero su participio pasivo geschikt tiene además la significación adjetival de despierto, hábil, diestro, rápido, lúcido; correlativamente el verbo senden significa también mandar, enviar, remitir, igual que el verbo inglés to send, ambos de raíz germánica, y su participio pasivo gesand  ó gesanter, tuvo un tiempo mucha relevancia en el lenguaje diplomático, donde se sustantivó. En efecto el Protocolo de Viena (1815) definió las categorías diplomáticas, en particular la de  “Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario”, que correspondía al jefe titular de misión, apenas un grado menor que la de Embajador (Por cierto también Extraordinario y Plenipotenciario), reservada a los representantes de los mas prominentes monarcas. Esto quedo democratizado a raíz de la segunda post guerra y hoy todos son embajadores, cualquiera que sea la importancia del Estado que los envía, en el concierto mundial. Dígase de paso que yo lo he sido y lo sigo siendo en situación de retiro dentro del Escalafón diplomático de mi país el Perú. Pero venga el cuento:

El Ort der Handlung, ósea el lugar de los hechos fue el Burg de Berlín es decir el palacio real que era la residencia oficial de los príncipes de Hohenzollern, que desde el siglo XVIII fueron reyes de Prusia y después emperadores de Alemania durante el relativamente breve, pero muy poderoso Segundo Right, Ese palacio sufrió algunos daños por los bombardeos aliados en la segunda gran guerra mundial, mas no irreparables pues podría haber sido restaurado sin excesivo costo. En cambio los Soviéticos optaron por demolerlo hasta la última piedra dejando en su lugar una explanada de cemento para que marcharan sus tropas, de modo que hoyasen con el golpe de sus pestilentes botas el sitio donde antes se había erguido el Burg castillo altivo y esplendido, todo por el placer de humillar el orgullo del faterland alemán, pues bien se dice que en una gran recepción que tuvo allí lugar cierta dama casada con un diplomático prusiano quiso pasarse de sabihonda y atrevida y en compañía de otras se acerco al ilustre canciller Otto Von Bismarck, el mismo que había hecho por la férrea energía de su política la unidad de Alemania y le pregunto que le explicara la diferencia entre las palabras Senden y  schiken el canciller pensó un instante y de inmediato le respondió: Hörensieml guenedige (Escúcheme bien distinguida señora) Zun Beispiel (por ejemplo)  ihr Ehe Malige Gatil? (su marido) erist Gesanter, abra ist Gershit, la dama, muy marisabidilla,  fue por lana ó por bucles y salio trasquilada.

Podrá parecer un poco largo este cuento pero ello es lo que queremos decir en el sentido que si no se elimina la ambivalencia de los términos, ó su polisemia, al menos debe tenerse plena conciencia de ella al usarlos, solo así las palabras conservan la completa identidad de su significado. A mayor abundamiento, puede ocurrir que un relato mítico, ó de ensueño – no en vano Yung dijo que los mitos son como sueños colectivos – algún símbolo o varios de ellos cambien de significado, se transformen ó metamorfoseen; pero el analista ó el crítico ó el que relata y el que lo escucha ó lee deben tener plena conciencia de esa metamorfosis para que el mito ó el sueño conserve su cabal intención subliminar, la identidad que les es propia. Es esto por cierto un Universal Lingüístico de primerísima importancia.

Por cierto el problema de la identidad se presenta sobre todo cuando se trata de hablar del cambio de un ser, en particular si es humano individual ó colectivo, por ejemplo: Si dos amigos han dejado de verse durante varios años podrán decir el uno del otro: “Como ha cambiado fulano de tal”. Así mismo el viajero ó desterrado que vuelve al país al cabo de mucho tiempo puede decir con pena. “Lástima, mi país ya no es el mismo”.

Es y no es, en efecto: resulta de esas expresiones que el sujeto es y no es el mismo, lo cual parecerá contradictorio pero el sentido común lo entiende perfectamente. En términos Aristotélicos, como veremos se trataría de una identidad de substancia y un cambio de atributos ó predicado; pero nos estamos adelantando ha algo que vendrá después.

Mención y Enunciado

No recuerdo si Saussure distinguió los actos de mención de los de enunciado; pero en todo caso lo haremos ahora por nuestra parte pués consideramos que es una distinción fundamental, aunque a veces no parezca clara. En efecto en los ejemplos iniciales tal distinción puede parecer artificiosa, veamos: un acto de mención sería la expresión “este árbol verde”, y un acto de enunciación sería “Este árbol es verde”. En el enunciado esta presente el copulativo verbo “ser”, no así en la mención.

El acto de mención señala, apunta hacía un objeto dado, se cumple al darse el objeto en el entorno ó circunstancia contextual. El acto de enunciación pretende algo más, a saber que en el objeto dado se cumple lo que se dice de él, es una pretensión de verdad. La diferencia puede parecer sutil y artificiosa sin embargo es fundamental.

Según lo que he leído en Ferrater Mora (Diccionario de Filosofía), por nuestra parte habríamos reencontrado lo que al menos enciernes esta  en Aristóteles, se trata de actos intencionales distintos.

Quizá para expresarlo mejor debemos tomar en cuenta la diferencia que hacen los lingüistas y gramáticos entre los lenguajes aglutinantes y los que no lo son, ó lo son en menor medida. Aglutinantes son los que se caracterizan por su gramática ó sea su estructura morfológico - sintáctica muy compleja y rica, hecha de desinencias y otras relaciones entre sus palabras; correlativamente son no aglutinantes los que carecen de esa armazón interna ó la han reducido al mínimo. Pero debe tomarse en cuenta que esta clasificación más que de compartimentos estancos, consiste en una polaridad que va de un extremo al otro pasando por posiciones intermedias.

En nuestro mundo occidental el lenguaje aglutinante por excelencia es el Griego clásico, y también, algo menos, el latín,  y al lado asiático de la familia lingüística indoeuropea tenemos el sánscrito  que también era aglutinante, y en él se escribió toda la gran literatura de la India, y el persa antiguo en el que esta escrito el [Zend Avesta]. Pero estas son lenguas muertas, en el sentido de que ya no se habla en ellas, salvo el latín en alguna medida todavía dentro de la iglesia Católica,  de las que solo sobrevive la huella escrita  puesto que no se sabe a ciencia a cierta cómo se pronunciaban. Entre los lenguajes vivos occidentales el más aglutinante parece ser el alemán, en particular el llamado  Hoch Deusch, ósea el alto y culto que alcanzó su perfección con Lutero. También el ruso es muy aglutinante según tengo entendido. Las lenguas romances, que derivan del latín tienen rasgos de aglutinación menos marcados, sobre todo por la conjugación de los verbos, pero han perdido la declinación de los sustantivos y adjetivos, cuya función ha sido sustituida por artículos, conjunciones, preposiciones, etc. Así son el español, el italiano, el francés, el rumano, el gallego -  portugués  y otros hablados por menos gente (Catalán, Provenzal, derivado del Langued’oc, y el minúsculo romanche que aún se parla en algún cantón alpino de Suiza).

El inglés aunque siendo un lenguaje de raíz predominantemente germánica, es todavía menos aglutinante de ahí su flexibilidad y su capacidad de asimilar empréstitos lexicales foráneos, aunque trastocándolos un poco, sobre todo cuando provienen de raíz franco – latina.

En la India entiendo que menos aglutinantes que el sánscrito son los idiomas derivados de él  que se hablan hoy, por ejemplo: el bengalí.

En el otro extremo de la polaridad, a mi entender se encuentra el chino en sus diferentes variantes: el culto mandarín, el popular y sureño cantones y varios otros, como su comida. La sintaxis china parece que solo consiste en el orden ó sucesión de los vocablos y también quizás en su entonación. Ello ha permitido ó más bien dado lugar al florecimiento del arte tan original, de la caligrafía en la escritura china, que ellos estiman aún mayor estéticamente a su pintura, siendo esta tan notable y original.

En vista de todo esto yo no estaba seguro que en el chino la distinción entre actos de mención y actos de enunciado, que me resulta tan clara en los lenguajes indoeuropeos fuera siempre válida en chino y lo es. Daré lo que para mi viene a ser la prueba irrecusable, contundente,  de que también en ese extremo opuesto del universo lingüístico la diferencia existe. Estando en Berna tuve trato con el embajador de Francia en esa capital, el cual había hecho gran parte de su carrera diplomática en la China, lo que le permitió dominar el mandarín, al saberlo,  le pregunte si en ese idioma se podía distinguir las expresiones”Este árbol verde y este árbol es verde”. Por supuesto me dijo y las pronuncio para mi, con lo que pude comprobar que su diferencia fonemática  y por ende diacrítica (Diacrítica es una diferencia vocal capaz de portar un nuevo elemento  de sentido) no era mayor que la que ocurre en el castellano, pero ahí estaba, esta es pues una de las varias características estructurales que he encontrado entre los universales lingüísticos, quizás los lingüistas  no la perciban como comprobación positiva, pero si la consideramos una hipótesis de trabajo válida bien nos puede servir para cualquier fin útil.

En términos de gramática castellana diríamos que todo enunciado se caracteriza por el uso del verbo en modo indicativo.

Dígase de paso que entendemos por “Acto”   para fines de la presente sección de nuestro estudio, “el acto intencional” en el sentido de Husserl y de los Escolásticos medievales, ósea un hecho de la mente o mejor de la conciencia, es decir su característica de estar referida “Apuntado”, a objetos, entes, fuera de ella.  Esta noción básica en el desarrollo de la fenomenología que él inició no consiste en una tensión o realización exterior, mundanal, del ser humano, si no en una pura actividad de la conciencia, ya decimos, está el hecho de ser ella dirigida a objetos que le son externos, la intencionalidad es la tendencia, o el referirse de la conciencia ha algo que esta fuera de ella misma, por ejemplo: “El árbol verde” sea que se le mencione limitándose a eso, sea que se pretenda su verdad como enunciado: “Ese árbol es verde”

Quizá convenga señalar  que Husserl recibió su noción de intencionalidad de su maestro Brentano, quien era un profundo conocedor de la escolástica, como lo fue también el maestro de él,  Bolzano, perteneciente a una generación anterior.

Dígase de paso que Husserl no hizo suficientemente claro el distingo entre estos dos tipos de actos intencionales: los de mención y los de enunciación ello me causaba fuerte dificultad en la lectura de sus “Proleigomenos” pero en fin la diferencia en este paso se me ha hecho al cabo a mí clarísima, hasta evidente y con ello creo haber resuelto el problema inicial en el tema que nos hemos propuesto. Debo acaso agregar que la polaridad en cuanto a la noción de aglutinación lingüística parece tener un decurso temporal, cronológico ó para decirlo en términos más modernos diacrónico; el inicio del lenguaje no se conoce, y se considera ocioso especular sobre ello, es sencillamente un enigma, pero por lo visto, a menos de que los indo – europeos, los arcaicos eran aglutinantes y fueron desaglutinándose con el paso del tiempo, esto también debe ser un fenómeno universal, el chino con sus dialectos, es sin duda fruto de una larga evolución, aunque nos es difícil percatarnos de cómo se produjo.

Al leer esto mi amigo el Filósofo peruano Julio Chávez me dice que posiblemente y  que además sin  perjuicio de la evolución cronológica puede haber una diferencia cultural en cuanto a la oposición aglutinante – no aglutinante. El piensa que las culturas orientadas a una vida cultural o religiosa muy introvertida tienden a la aglutinación, y las orientados a una actividad práctica y extravertida tienden a desaglutinar su sintaxis, tal sería el caso de la cultura china y también del practisismo anglosajón, de donde deriva su filosofía y Welt aunschaung pragmatista.

El Esquema Sujeto – Predicado

Abundando en la distinción anterior veamos ahora como los actos de enunciación  comportan siempre dentro de sí una estructura sujeto predicado, sujeto es la mención de aquello de lo cual se habla y predicado es lo que se dice de él o se mienta a propósito del sujeto.

Esta constatación, sujeto y predicado, es discutida por los lingüistas extremadamente positivistas y empíricos por cuanto a veces la presencia de los dos elementos puede ser implícita, o supuesta. Por ejemplo se dice que en la frase impersonal “llueve” no esta el sujeto, pero eso no es así, tanto que si  se da o se busca la traducción a otro idioma indogermánico nos encontramos con que la forma cabal de la expresión es “Ello llueve”: Es Regnet, il pleut,it reains  y aún algunos dicen que en la antigua Grecia la expresión era propiamente “Zeus llueve”.Otro caso implícito sería Frío¡, lo que querría decir “hace frío”, y nos lleva a recordar que toda expresión lingüística se dice en un contexto el cual se debe suponer siempre pero puede quedar implícito.

En los casos que hemos visto está implícito el sujeto, mas he aquí que también el predicado puede quedar implícito siempre y cuando el contexto permita suplir la implícita, por ejemplo: “Te toca a ti” ¿qué te toca? depende del contexto que hemos llamado textual, óseo el flujo de conversación en que eso se dice. Este dejar implícito un componente de la frase es lo que se llama la figura retórica de la elipsis, el ejemplo más claro sería el que nos recuerda cierta profesora franco parlante: Muy bien¡. ¿Que está muy bien? y ¿Por qué?, es queda elípticamente supuesto. El ejemplo más breve sería la exclamación: “Bravo” Con que se premia a los oradores políticos ó a las (los) cantantes de opera.

Hay otra distinción que hacen los logístas y yo encuentro infundada. Ellos consideran que los juicios relacionales carecen de la estructura propia del esquema sujeto - predicado, eso no es así, pongamos la oración Juan ama a Luisa, su estructura sujeto - predicado es obvia solo que el predicado no se limita al verbo “amar” sino que tiene un complemento directo Luisa y la relación es expresable también en forma conversa: “Luisa es amada por Juan” La cosa es más clara aún en caso de una relación  simétrica, por ejemplo: “Juan y Pedro son hermanos” donde el sujeto es el par Juan y Pedro, pero cada uno de ellos puede ser sujeto de una proposición lógicamente  equivalente: Juan es hermano de Pedro y Pedro es hermano de Juan. La diferencia entre esas proposiciones puede estar en el énfasis de la atención, hecho propiamente estilístico, que quizá pueda llamarse atencional,  pero no en su sentido lógico, pues las tres son lógicamente equivalentes, y su valor veritacional es el mismo.

Lo dicho vale para cualquier relación sean ellas binarias ó diádicas, triádicas, tetrádicas, pentádicas, etc., etc.,  lo cual se expresa por complicación sea de lo aumentado al sujeto, sea de lo mentado en el predicado. Por lo demás tanto el sujeto como el predicado se pueden complicar como se quiera, eso lo estudia la gramática con la noción de frase subordinada que caben tanto dentro del sujeto como del predicado, algunos las llaman paréntesis, y son muy usadas en el idioma alemán. Y entre las frases subordinadas esta lo que Bertrand Russel llamó “Descripción”. En alemán los verbos de las frases subordinadas se acumulan uno tras otro como los coches de un ferrocarril y  vienen en fila al final, causa por la cual ese idioma suele exigir un esfuerzo de atención considerable y eso es lo que hace de los alemanes un pueblo de fuerte inclinación filosófica .Tenemos pues así un nuevo universal lógico – lingüístico.

El Supuesto Existencial del Sujeto
Por complicado que sea el sujeto de una expresión lingüística es una mención ó conjunto de menciones debidamente entrelazadas, esta mención sujeto para dar sentido a la expresión lingüística esta sometida a dos condiciones, las que llamaremos la existencial y la categoría.

En cuanto a lo primero recordemos un ensayo de Bertrand Russel titulado “On de Nothing”. En él ese Volteriano autor pretende refutar a un filósofo de expresión alemán ligado  ó mas bien contemporáneo de la fenomenología Husserliana, Alexis von Meinong quien habría pretendido que aunque hace mucho tiempo no hay reyes en Francia, en cierto modo los sigue habiendo puesto que la frase “ El rey de Francia es calvo” así lo implica.

¡Absurdo¡  exclamó Russell, esa frase es  falsa puesto ya que no hay rey en Francia; pero he aquí que algún tiempo después otro filósofo ingles mucho más joven, de apellido Strawson dijo: la frase no es ni verdadera ni falsa sencillamente su sentido queda en suspenso  porque no se cumple el supuesto existencial de lo mentado en el sujeto.

 Por nuestra parte pensamos que Strawson tenía razón, fue menos volteriano pero mejor filósofo que Russel, conocido como “El fenterrible” de la filosofía.

Ahora bien  el supuesto existencial no solo vale para el sujeto de una expresión propocicional sino también para sus complementos directos e indirectos, etc., es decir para los términos de la relación si la proposición relacional, y es lógico que así sea puesto que, como hemos visto, las proposiciones relacionales son convertibles es decir los complementos pueden pasar a ser sujeto de alguna otra preposición lógicamente y por lo tanto veritativamente equivalente y el inicial sujeto pasaría a ser un complemento, lo cual nos indica a donde llega el verdadero sentido el supuesto existencial del sujeto, es decir tanto sujetos como los complementos quedan sometidos a la condición existencial.

Más aún tomemos el caso de una proposición universal, en el sentido del llamado “Cuadro de Bohemio” “Los Hombres son mortales”. Esta preposición a mi modo de entender esta sujeta a la condición de sentido de que realmente existan hombres. Si no existieran su sentido quedaría en suspenso, no se cumpliría el supuesto ya indicado, pongamos otro ejemplo: Las gambusinas son hermosas.

Para saber si lo son deberíamos comprobar primero que las gambusinas existen, si no existieran no sabríamos de que estamos hablando y el sentido de la expresión quedaría en suspenso.

Lo dicho no lo entendió el célebre Lord Russel para quien  las proposiciones, ó juicios universales, no tienen una estructura categórica, como ocurre en  los dos ejemplos que acabamos de señalar, sino hipotética ósea el juicio universal que se les da en primer lugar se convertiría en: todo x si x es hombre x es mortal y sobre esta base Russel llegó a la conclusión que Aristóteles y Boecio se habían equivocado, y así lo dijo en su “historia” de la filosofía: no es la universal así definida la que implica a la particular: algún hombre es mortal, si no justamente al revés.

Claro que la estructura hipotética atribuida en la logística moderna a los juicios universales es necesaria para mantener una matematización algebraizante de la lógica, es decir tiene una importancia matemático ó simbólica; pero ello no debe inducir a que se pierda de vista que la verdadera estructura de los juicios universales no es hipotética sino categórica, en el sentido de Kant, ósea ellos no hablan de objetos x y z , si no concretamente y taxativamente de hombres, gambusinas o lo que fuere, y en tal carácter  quedan sujetos al condicionamiento del supuesto existencial del sujeto.

Hay aquí una diferencia de punto de vista y de propósito, la lógica moderna esta orientada a servir de fundamento y procedimiento deductivo a la ciencia matemática, y solo tangencialmente se refiere a la estructura lógica del habla natural. Por ejemplo, en Hans Reichenbach, hay  una bonita interpretación relacional de los tiempos verbales en indicativo, pero ello es excepcional; por lo general el habla natural les parece un maremagno lleno de paralogismos que no les interesa descifrar. Frente a esto yo adoptó el punto de vista de los logístas clásicos los cuales veían la lógica como una meta - lingüística que sirve de fondo a la comprensión de la lengua, y en vista de ello quisiera abarcar y sintetizado ambos puntos de vista en una visión coherente e integrada que permita sacar provecho tanto de lo antiguo como de lo nuevo en materia de la comprensión lógica del habla (En sentido saussureano). De esta manera lo que acabamos de decir sobre el supuesto existencial del sujeto viene a ser para nosotros un importante  universal lógico -  lingüístico.

El Supuesto Categorial del Sujeto

Hay algo más. Cuando decimos: “Juan es atlético”,  sabemos que Juan es un ser humano deshecho masculino, cuando decimos la frase clásica “Los hombres son mortales”, sabemos que el sujeto es la categoría, la de los seres  humanos, porque  esa categoría es mentada de forma explícita. Pero supongamos que alguien utiliza la frase “Napoleón me es simpático”. Aparentemente se refiere al personaje histórico que aterrorizo a las naciones Europeas durante 15 años hasta que fue definitivamente derrotado en Waterloo.

Pero hay otra posibilidad: yo de joven era amigo de mis vecinos los Frisancho, a cuya casa solía acudir un perro chusco al que daban de comer y lo llamaban Napoleón. Y entonces queda por saber a quien, entre nosotros, menciona la expresión referida: al Emperador de los franceses o a ese individuo de la especie canina. La pregunta obviamente se resuelve en el contexto, pero la frase en si misma contiene un supuesto categorial ósea la mención sujeto supone una categorización de lo mentado en ella y  estos supuestos el esencial y el categorial constituyen sendos universales lógico – lingüísticos.

Pongamos un caso que reúne de manera curiosa los dos supuestos, ósea el esencial y el categorial. Supongamos que un Joven le dice a su amiga “vámonos al río a pescar gambusinas” aquí ahí un supuesto categorial, las gambusinas, mas o menos imaginarias, pues en principio no hay tal cosa entonces el supuesto categorial esta unido al supuesto esencial  y quizá el sentido de la expresión deba entenderse de una manera metafórica solo se aclara o se aclararía en el contexto situacional, ya veremos que hay mas sobre esto. Conviene decir algo ahora sobre la noción de categoría La palabra “Categoría”, según Ferrater Mora, parece tener un origen pre – filosófico y significaba  imputación,  en una acepción aproximadamente similar al que esta noción tiene en materia penal. De allí pasó en  Aristóteles al sentido de atribución y así el desarrolló un sistema de categorías de las cuales la principal es la de substancia: Substancia es lo que subsiste lo que está debajo de las otras posibles atribuciones ó predicables. Entiendo que en un primera intención Substancia es sinónimo de ente, en latín ens, participio activo del verbo ser, ósea “Lo que esta haciendo”.

En un segundo sentido substancia es la respuesta al quid  de eso que esta haciendo, su ser, ósea su esencia, en este sentido la noción adquiere un carácter intelectualista es la captación eidética o al menos conceptual de la realidad del ente, su posibilidad intrínseca.

Pero eso no basta para que esa realidad lo sea de manera plena. Es necesario que el ser del ente no sea una mera posibilidad, sino algo actualmente dado: “un estar allí”, un darse en el dominio de lo que ocurre objetivamente. Tal es la “existencia”.

No llevemos demasiado lejos la dialéctica de esencia y existencia, lo que nos conduciría a dominios metafísicos que trascienden el campo de lo propiamente lingüístico. Para los fines particularmente lingüísticos la categoría de Substancia es la unión de esencia y existencia, la actualización de la mera posibilidad que radica en la esencia, su conversión en un ente pleno, dicha dialéctica parece que fue primero vista con claridad por el célebre filósofo árabe medieval llamado Avicena y así volvemos a la categoría de Substancia en el primer sentido que le dio Aristóteles. Sobre ello Santo Tomas de Aquino Escribió un muy  importante opúsculo titulado del “Ente y la esencia” y en tiempo relativamente reciente la índole de la esencia aquí estudiada por el filósofo español  Xavier Zubiri.

Aunque preferimos guardar para otra parte el estudio de la dialéctica, esencia y existencia conviene decir algo desde ahora. Ella cobró un giro novedoso en Martín Heidegger, quien hizo del existir, el Dag Zeim, el estar allí en el mundo la esencia del ser humano, sujeto a la “Cura de sí mismo” su émulo francés dio un paso más allá: para él ser humano es existencia sin esencia por cuanto su libertad le hace carecer de determinaciones, digamos, esenciales. Tal es por cierto una noción paradojal puesto que todo lo existente debe estar esencialmente calificado, de otro modo ¿Qué sería lo existente?, algo de esta paradoja estaba ya en Ortega y Gasset pero a mi entender Assarte y Ortega no se les ocurrió que la esencia del ser humano es la capacidad de determinarse desde dentro por un eficaz cumplimiento, más ó menos esforzado según los casos, de su voluntad libre y consciente. En esto consiste la dignidad y valía de “la humanidad” entendida como esencia

Las otras categorías aristotélicas  se diferencian de aquella primera en que atañen a los “Accidentes”es decir son predicables que no subsisten por si mismos sino en una sustancia a la cual se aplican, ó de la cual se predica. Aristóteles dio varios listados de las categorías accidentales, el más completo de los cuales incluye las siguientes: Cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posesión, situación, acción y pasión.

Hoy en día estas materias no se entienden como meros predicables de un ente sino de una manera distinta, pero ello no quita que Aristóteles tuviera la gran audacia de plantear por primera vez el problema y de abrir la discusión.

Con el andar de 2000 años, poco más o menos el tema de las categorías se formulo de un modo completamente distinto, ya no como clasificación de los predicables de un sujeto sino como clasificación de los juicios mismos en que pueda expresarse cualquier predicación. Me refiero a la noción de categoría en Kant, diré en primer lugar que las palabras proposición y juicio son sinónimas, aluden al mismo hecho del lenguaje, al menos cuando se trata de proposiciones en indicativo, es decir enunciados. Solo que la palabra “proposición” enfatiza el aspecto lingüístico del “juicio” y la palabra juicio enfatiza el aspecto intelectual ó mental de las proposiciones. Esta es una diferencia más estilística que semántica.

Y bien Kant clasifico los juicios en cinco sub – grupos, cada uno de tres, y jerarquizados a su manera: En primer lugar distinguió juicios afirmativos, negativos,  los sujetivos y los que hemos llamado suspensivos; en segundo lugar distinguió juicios universales, particulares y singulares. En tercer lugar distinguió juicios analíticos y sintéticos e imagino la categoría, intermedia, por así decir, de los juicios sintéticos a priore; en cuarto lugar distinguió los juicios categóricos, hipotéticos y disyuntivos. Por último Kant distinguió los juicios apodícticos, asertóricos y los problemáticos.

 No puedo hacer aquí una explicación de lo que quiso decir por cada uno de estas calificaciones; me remito para ello a la obra del propio Kant especialmente a la parte de la crítica de la “razón pura” que se denomina deducción trascendental de las “categorías”, ó a cualquier buen comentarista ó expositor de la filosofía kantiana, la mas recomendable de las cuales es la de su  seguidor Ernst Cassirer, damos esta visión sintética del pensamiento de Kant en la materia porque habremos de referirnos más adelante a ello a medida que avancemos.

Hay otras categorizaciones de relativo interés e inspiración Kantiana, la más importante de las cuales parece ser la del neokantiano Nicolai Hartmann pero no podemos entrar en esto ahora. También el filósofo madrileño García Morente escribió un libro sobre Kant.

Por nuestra parte nuestra noción de categoría se acerca más bien a la concepción escolástica medieval la cual distinguió entre términos categoremáticos y los sincategoremáticos. Los primeros son los que comportan un contenido conceptual, esto es en el sentido de la teoría de la suposición que ya hemos explicado. Los segundos son los que llenan una función puramente gramatical ó lógica, es decir morfológico sintáctica y sirven de conectivos con los cuales se forman o ligan las proposiciones o juicios. A estos en la lógica matemática moderna se le llama términos “puramente lógicos”, y tal calificación les conviene porque las palabras conectivas o sincategoremáticas del habla natural están siempre tenidas de una coloración denotativa ó connotativa según los casos. El habla natural es un hecho vivo, no un producto de laboratorio ni de especulación meramente abstracta; pero esto no quita que la formalización algebraizante de la lógica moderna haya  de servir, en última instancia, como modelo para una mejor intelección del habla natural. Los logístas modernos no lo entienden ó no lo quieren decir; para ellos como ya señalamos los lenguajes que hablamos de manera espontánea están llenos de paralogismos que no vale la pena desentrañar. A ellos solo les interesa construir de  un modo racional típicamente puro un patrón que sirva para fundar la matemática y sus procedimientos deductivos, olvidan que más importante que eso es entender los recursos lingüísticos con los que nos comunicamos pensamos, y escribimos.  Mas también sobre ello habrá algo que decir más tarde.


La Congruencia de  Sujeto y  Predicado

Este universal que ahora abordamos consiste esencialmente en que el predicado debe ser “Predicable del sujeto” y para ello le debe ser congruente. Para explicarnos mejor acerca de este punto valgámonos de una lectura que hice hace mucho tiempo de un libro titulado “Lógica de la Razón Vital”, del cual es autor un pensador español discípulo de Don José Ortega y Gasset, no se si autorizado por él, que se llama ó se llamaba Manuel Granel.

Granel pretende que el clásico principio del tercero excluido, tertium non datur, es falso. Según él si fuera válido todos los números deberían ser pares o impares, puesto que esta clasificación importa una oposición contradictoria; pero hay números que no son ni lo uno ni lo otro, por lo tanto pertenecen a un tercio no excluido.

No se si el argumento que precede sea bueno para la Razón Vital pero para los fines de la lógica químicamente pura me parece incorrecto. En efecto la contradicción de lo par y lo impar solo se da dentro de la categoría de los números “discretos”, estos son primero los naturales y luego su inmediata extensión en los enteros más allá están los racionales que  no son discretos, y por lo tanto, efectivamente en su infinita mayoría no son ni pares ni impares (Los racionales son “densos” ósea en su ordenamiento de magnitud entre dos cualquiera de ellos hay uno tercero), así para que la calificación de par o impar sea predicable de un número, tenga sentido respecto de él,  ese debe ser discreto ósea entre el sujeto y el predicado debe haber un denominador común: discreto que los haga congruentes, tal es a mi entender una nueva condición de sentido de las expresiones lingüísticas.

Otra cosa sería contraponer lo par a lo no par, lo cual no es exactamente lo mismo de impar salvo como ya queda dicho dentro de la categorización “discreto”.

En un terreno distinto de la aritmética puede verse que pasa lo mismo por ejemplo: supongamos que un poeta dice en uno de sus versos “Las nubes son mortales”, o  para el caso que diga “Son inmortales, lo mismo da”.

¿Es la mortalidad predicable de las nubes?, fue ello afirmativa o negativamente. En principio no,  puesto que solo mueren los seres vivos, la muerte siempre es término de la vida, y las nubes no son seres vivos, o mejor dicho quizá lo sean en un sentido poético, metafórico, o alegórico, pero no estrictamente lógico. Esto se resuelve en el contexto, el que como hemos dicho  puede ser de dos maneras, contexto “textual”, es decir dentro del discurso en que esta inscrita la frase; o contexto “situacional” en el entorno, ó circunstancia en que ella es dicha, pronunciada ó escrita, así una frase tiene como condición de sentido directo la congruencia del sujeto con su predicado y si esa congruencia no se cumple cabe alguna posibilidad de un sentido supletorio, indirecto ó alegórico, pero la congruencia es un universal lingüístico, al menos así lo creemos como hipótesis de trabajo. La estilística como rama de la lingüística positiva debe estar en condiciones de confirmar o denegar tal hipótesis.

Ahora bien la noción de congruencia que hemos descrito tiene un carácter categorial. Ya hemos visto que el sujeto comporta, implícitamente o explícitamente, una determinación categorial, es obvio que el predicado también la comporta. Ambas determinaciones pertenecen a lo que en la lógica tradicional se llamaba el sentido intensivo, o comprensivo de los términos. La congruencia es una relación intensiva de sujeto y predicado que consiste en su inclusión “Intensiva”en un término supuesto que es su denominador común. De la noción inclusiva clásica hemos dado una versión moderna mitad lógica, mitad lingüística llamándola implicación “hiponímica”  como explicaremos mas adelante en otra parte del presente estudio.

Lo que venimos diciendo es no solo un hecho de la lógica formal clásica, es un hecho lingüístico del cual se dio estupendamente cuenta un pensador estructuralista francés de nombre Levy Strauss quien hizo decisivas aportaciones a la ciencia antropológica, el escribió un importante libro titulado “ El Pensamiento Salvaje”. Dicho libro tenía en parte una intención polémica contra otro socio antropólogo francés, anterior, Levy Brühl, a quien acusa de haber calificado de irracionales a los pueblos ágrafos. Creo que si en un principio Levy Brühl pensaba así, a la postre se enmendó de manera que la refutación de Levy Strauss estaba demás; pero de todos modos este  tuvo la alta contribución de mostrarnos cómo los lenguajes mas primitivos, tienen una nomenclatura ó taxonomía implícita y congénita que hace valer para ellos la noción de congruencia entre sujeto y predicado de la que nos estamos ocupando, al igual que para todos los demás idiomas. Esa taxonomía es siempre algo perfectamente lógica, algo racional en el mejor sentido de la palabra. Y Levy Strauss insiste en ello.

Así encontramos otra condición de sentido de las expresiones lingüísticas, la cual es a su vez un básico y esencialísimo principio universal lógico - lingüístico.

La función Verbal

Los logístas modernos suelen creer que todo enunciado, llámesele así ó también “proposición” ó “juicio” es una relación de inclusión entre clase, entendiendo por clase “La extensión de un término”. Así la proposición “Los hombres  son mortales” consistiría en incluir la clase de los hombres en la clase de los seres mortales. Para ello se utiliza como un  “embudo” el verbo ser “Que indicaría la pertenencia de una clase a la otra”.

Semejante interpretación de los actos de enunciado, sin perjuicio de que tenga algo de válida, me parece empobrece extremadamente el habla natural. En el habla natural el sujeto no se incluye en el predicado, si no antes bien el predicado, propiamente, el  se incluye de manera intensiva el sujeto, el predicado se “realiza” en ó por el sujeto y esa realización tiene lugar en virtud de la función verbal, esté ella a cargo del verbo copulativo ser ó de cualquier otro verbo.

 Se trata de un acto intencional en el sentido de Husserl, una acción de la conciencia sin salir de ella pero referida a algo exterior, mediante la cual no solo se expresa una congruencia de sujeto y predicado, una predicabilidad de este respecto del sujeto, sino que esa predicabilidad se actualiza intencionalmente, mediante un acto mental, conciente, el cual puede hacerse fuese en el sujeto, por ejemplo cuando se usa el verbo copulativo, fuese mediante el sujeto, por ejemplo cuando se usa cualquier otro verbo, tal como en la frase que ya hemos usado “Juan ama a Luisa”. Juan actualiza su “amar a Luisa”. Demos otro ejemplo menos vivencial y más propio de una concepción fisicalista: El fuego causa el humo (De nuevo mi amigo Julio Chávez me sugiere que escribamos esta frase que corresponde a otro dominio ontológico).

A mayor abundamiento podríamos decir que el predicado se “vierte en el sujeto”, se actualiza intencionalmente en el, y tal es el rol que cumple la función verbal en los actos de habla. Al menos como ya lo he dicho esto es lo que ocurre en el uso del verbo en el modo indicativo. Hay otros modos tales: el subjuntivo, el condicional, el interrogativo, el exclamativo y quizá alguno más en un lenguaje distinto del castellano. Pero el fundamental es el modo indicativo, el único en el que el vertimiento del predicado y el sujeto tiene una pretensión de verdad; los demás modos, que también se suelen llamar “voces” giran por así decir en torno del indicativo, en busca de una determinación de cualquier materia hablada que culmine en un enunciado, es decir en lo que llamamos pretensión de verdad.

Me parece que lo que acabamos de decir redunda en una interpretación mucho más viva del acto de enunciación que la simple inclusión excesiva de los términos. El gran poeta Antonio Machado sostenía que el verbo es la parte principal de la oración porque lleva consigo la flexión temporal, y esto en efecto es así, pero ello se debe a que el verbo es de suyo acción, acción intencional del ser consciente que usa el idioma y como hemos dicho vierte como mi bisagra el predicado sobre el sujeto, uniéndonos de una manera que no tiene otra explicación.

Justo es reconocer que los logístas tradicionales solían dar también una versión  empobrecida de los actos de enunciado pues pretendían que el verbo copulativo ser es el verbo por excelencia, pues constituye un término puramente lógico, ó sin categoremático como decían los medievales, en tanto que todos los otros verbos comportan un elemento de significación específica que ellos llamaban contenido categoremático ó categorial.

Yo creo que tal criterio también implica un empobrecimiento de la estructura lógica del habla natural, empobrecimiento que debe ser superado; debe reconocerse que todo verbo, cualquiera que sea su contenido categoremático ó no cumple lo que doy en llamar la “función verbal”, ósea la realización intencional del predicado “en” ó “por” el sujeto.

Debe remarcarse que está realización es intencional ósea se da en la mente no en el mundo externo; sin embargo no es meramente pasiva. Hay en ella un inicio de acción libre pues el asentimiento comporta siempre un conato de libertad,  permíteseme esta vez repetir la palabra, pués la proposición lo expresa sin que para ello tenga que estar impuesto desde fuera. Esto que digo es particularmente cierto en las proposiciones ó juicios que comportan en alguna medida una decisión en situaciones de incertidumbre.

La doctrina clásica, intelectualista, es que la inteligencia ilumina a la voluntad y le hace elegir el bien al cual tiende; pero he aquí que también sucede algo correlativo: la voluntad afila y perfila la inteligencia y le hace ver claro donde ella duda. Se trata pués de dos implicantes recíprocos que no se confunden, ni mucho menos se identifican para sorpresa de los logístas modernos. Lo dicho tiene además de su interés para la comprensión del habla natural, una altísima significación metafísica; pero seamos comedidos. De ello mejor es por ahora nos abstengamos a hablar. Debo agregar que hemos omitido hasta ahora involuntariamente un modo o dos verbales de carácter principalísimo: Es labor imperativa ó exhortativa, que va de la orden militar, castrense a la exhortación más tenue posible cual viene a ser la súplica ó ruego en una situación comprometida. En esta voz verbal la intervención de la voluntad es evidente: La frase que se  pronuncia no es todavía verdad ni falsedad en ella el sujeto actuante procura hacerla verdadera. Válganos esta lección para completar nuestro cuadro.

El dúo Verdad  Falsedad

Hemos dicho que la función verbal es un acto intencional, ella vierte el predicado en el sujeto mentalmente, no real, y eficazmente, eficacia está que puede no ser corroborada por la realidad objetiva a que el acto intencional hace referencia. Si la corrobora tenemos que la predicación, proposición ó juicio de que se trata es verdadero; en caso contrario será falsa. Esto dicho se refiere al uso del verbo en modo indicativo, ósea a lo que hemos llamado enunciado.

La dualidad verdad – falsedad, ó sea el fracaso de la pretensión de verdad de un juicio da lugar a su negación. El dúo afirmación negación resulta del dúo verdad – falsedad, juega sobre él.

Ambos dúos resultan de la intencionalidad del juicio, es decir de su carácter puramente intencional en cuanto acto de la conciencia. Así se  abre nuevas condiciones de sentido, que son nuevos universales lingüísticos. Al mismo tiempo abren los conocidos principios lógicos de que se ocupaban los tratadistas de la lógica clásica, entre los cuales el más respetable a mi modo de ver, entre los relativamente recientes es el  profesor Pfânder ligado a la fenomenología.

Los principios de la lógica clásica parten de la noción clave de “contradicción” a mi entender por raro que parezca hay primero un principio de contradicción, en segundo lugar hay un principio de no contradicción, en tercer lugar lo hay del tercer excluido y por último el de razón suficiente. Expliquemos.

Entendemos por principio de contradicción el universal lingüístico en virtud del cual para que un enunciado tenga sentido debe también tener sentido el enunciado que lo contradice, que quede claro que no es lo mismo condición de sentido que condición de verdad ó de veracidad. Un enunciado no puede ser veraz si carece de sentido pero a la vez si ocurre que un enunciado dotado de sentido no sea veraz. Por “sentido” quiero decir que el enunciado sea inteligible, para lo cual basta que el sujeto y el predicado sean congruentes, como ya lo hemos dicho, ósea que el predicado sea intencionalmente vertible en el sujeto, le sea predicable, aunque no lo sea de manera eficaz, verídica, no se cumpla de hecho.

En segundo lugar viene el clásico principio de no contradicción, según el cual de dos enunciados contradictorios solo uno es verdadero; es decir solo uno puede comportar una efectiva actualización del predicado en el sujeto corroborada en el mundo exterior, objetivo, esto como ya queda dicho se debe a que la función verbal es puramente intencional, ocurre en la mente, en la conciencia y necesita ser corroborada en el mundo exterior al cual esta referida; pero no puede ser corroborada a la vez en dos versiones veritacionalmente opuestas. Solo una puede valer. No recuerdo a quien se debe la primera formulación del  principio de no contradicción; me contento con creerla inmemorial, lo es en todo caso para todo tributo. Han surgido últimamente cierta lógicas llamadas “Para consistentes”, las cuales son obra de un pensador brasileño de nombre Newton da Costa y las bautizó nuestro compatriota y amigo mío Francisco Miro Quesada Cantuarias,  las cuales  se proponen relativizar el principio de no contradicción. ¿Que hay de eso?, hasta ahora no lo sé. Procuraremos estar mejor informados a medida que avance nuestro estudio.

En tercer lugar viene el principio de exclusión de tercero, es decir el tertiun non datur del que hablan los manuales clásicos, el cual ha sido puesto en tela de juicio por ciertas evoluciones modernas de la llamada “lógica intuicionista”. De ellas habremos de ocuparnos en su momento. Algo hemos dicho ya sobre alguna mala interpretación del tertiun nom datur en el logísta español Manuel Granel, sospechamos. La lógica intuicionista va más allá, pero quedé esto para su momento.

Viene en cuarto lugar el principio de “razón suficiente” y ese principio radica en que debe haber un factor determinante de la verdad ó falsedad pretendida por una proposición ó juicio y que le es en tanto  que mero acto intencional solo una pretensión, no una actualización efectiva. Ósea el principio de razón suficiente reclama un criterio discriminatorio entre las posibilidades contrapuestas de verdad ó falsedad a que da lugar el enunciado. Este criterio puede ser inherente a lo que se significa por la proposición ó juicio, caso  en el cual diremos que el juicio se decide “a priore”, como le gustaba decir a Kant, sea él necesario, sea él absurdo. Sino cae en ninguno de estos dos extremos modal entonces  se abre por lo pronto la referencia a la realidad objetiva, a lo que Kant llamó modalidad Asertórica  y si esto no vasta vienen un mundo de investigaciones que va más allá de lo meramente lógico, y abarca la gnoseología ó teoría del conocimiento y la epistemología ó teoría de la fundamentación de la ciencia, lo cual puede no ser lo mismo.

Aparte los otros criterios filosóficos ó llegados el caso teológicos en fin, ó también las posibilidades, y exigencias son ilimitadas.

Hemos reencontrado así lo que los manuales de la lógica tradicional llaman principios lógicos: Identidad, contradicción, Tercer Excluido y Razón Suficiente. No los atribuimos a intuiciones sujetivas   que serían gnoseológicamente inalcanzables, sino al desarrollo dialéctico de una noción básica: La noción de acto intencional, cuya manifestación superior es la función verbal. Toda la lógica, dimensión profunda de la lingüística, gira entorno de esta noción fundamental que gira como bisagra todo el pensamiento de la vida intelectual.

Lima, San Borja Domingo 16 de Enero de 2011


Posdata: Una vez Paco Miro quesada Cantuarias me presentó en la puerta del Real Club Nacional a un filósofo argentino de apellido Pucciarelli, de quien yo había leído un manual de lógica clásica. Al saludarlo me refería a ese libro suyo cosa que a él no le agrado pues me dijo que estaba totalmente superado por la lógica matemática. Por mi parte yo no lo creo así, el manual de Pucciarelli es una buena exposición de lo que se llama lógica tradicional y no veo porque razón deba prescindirse de él.