DEBEMOS LLEVAR A CHILE
AL CONSEJO DE SEGURIDAD
Antonio Belaunde Moreyra
El gobierno chileno de la señora Bachelet
parece empeñado en llevar a la práctica
la geopolítica antiperuana del aun
no olvidado general Pinochet. La vida tiene
estas contradicciones y felizmente suelen
terminan mal. Ojalá le pase eso a esos
obtusos oficiales que deshonran su uniforme
y para tal fin les dedico estas líneas.
Debo empezar felicitando cordial y efusivamente al señor Alan Fairlie que ha publicado en el Diario La República del día jueves santo 5 de abril, un estupendo análisis de nuestras relaciones con Chile en la fase actual y la medrosa forma en que la maneja el gobierno del Presidente Alan García.
De lo mucho dicho por él, yo quiero concentrarme en el problema fronterizo. Chile no solo usurpa nuestra zona marítima sino ocupa un sector no desdeñable de nuestro territorio al norte de la llamada Línea de la Concordia, y lo que es peor se ha permitido minar ese tramo territorial, lo que constituye un delito de lesa humanidad. Al hacerlo el gobierno chileno desconoce el fallo de su Tribunal Constitucional, de acuerdo con el cual ha sido jurídicamente reiterado que la bendita Línea de la Concordia cae en el mar, en el punto llamado "justamente de la Concordia", que es el vértice no agudo en que el litoral de Chile, que sigue la línea del meridiano, toca el litoral peruano del Departamento de Tacna, que sigue una línea oblicua nor-occidental.
Sin embargo, el gobierno de la señora Michelle Bachelet pretende desconocer tal punto de nuestro litoral y llevar el límite no sé cuántos kilómetros más tierra adentro, basándose en la tesis absurda que la frontera está determinada por un hito. La cosa es al revés: el hito se subordina a la delimitación de la frontera, los hitos no delinean la frontera, la demarcan de manera indicativa. Esta pretensión chilena trastrueca y desnaturaliza el orden universal, cualquiera que sepa Derecho Internacional le puede dar esta lección a la Presidenta de Chile.
En el Perú, siempre tan olvidadizo, estamos poniendo de lado estos hechos gravísimos de nuestra realidad actual y hablamos de hechos menores que son distracciones de la política interior y dejan la puerta abierta a la venenosa demagogia de Humala y sus fanáticos.
Mi conclusión personal es que debemos llevar a Chile al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y obligarlo a rectificar su delictiva política, cuanto antes mejor, no hacerlo sería cobarde. Si quieren ganar territorio que lo intenten en Patagonia, si pueden, que fue un tiempo suya y la regalaron.
