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miércoles, 15 de mayo de 2013

TRADUCCION POETICA

DEL CONDE DE PLATEN Y HALLERMÜND
Traducción Antonio Belaunde Moreyra

Dedico este terceto de poemas
a quienes puedan hacerle suyos,
para que el horrible sufrimiento
que eso conlleva haga que el
buen Dios los redima


Tristán
El que la belleza ha visto con sus ojos
Está ya a la muerte entregado.
Para ningún oficio servirá en la Tierra,
Sin embargo, temblará ante la muerte,
El que la belleza ha visto con sus ojos.

Cuando el dardo de lo bello ya encontrado,
Eterno le rige el dolor del amor,
Pues al pobre en tierra sólo espera
El conocer de semejante suerte,
Cuando el dardo de lo bello es encontrado.

Ah, él quisiera, cual la fuente, extinguirse.
Cada aliento del aire le envenena
Y la muerte exhala cada flor.
El que la belleza ha visto con sus ojos,
Ah, él quisiera, cual la fuente extinguirse.

Gacela
Yace en un dolor humano,
En una humana herida, nada.
Le importa lo que el enfermo gime
Eternamente al sano nada,
Y si no fuera la vida corta
Que por siempre el hombre del hombre hereda,
Se diera digno de queja
Sobre esta vasta redondez, nada.
Monótonamente nace natura,
Más de mil formas es su muerte.
Pregunta el Mundo por mi fin,
Por su hora postrera, nada.

Y el que no se rinde voluntario
A la dura suerte que lo espanta,
Se odia en la tumba sin remedio
Y siente en ese abismo, nada.
Esto lo saben todos, mas lo olvida
Cada uno, a sabiendas, cada día.
En tal sentido venga entonces
En delante de mi boca nada.
Olvidad que el Mundo os engaña
Y que nuestro deseo sólo deseos engendra
Nada dejéis escapar a vuestro amor,
Esconderse a vuestro saber, nada.
Espera cada uno que el tiempo
Le dé lo que a nadie dio,
Que cada uno intenta ser un todo,
Y cada uno es, en verdad, nada.

O süsser Tod
Oh dulce muerte que a todos los hombres espantas,
De mí recibes sólo alabanzas.
Cuán frecuente y arduamente he pugnado hacia ti,
Hacia tu sueño, del que nada despierta.
Vosotros, dormidos, vosotros, por la Tierra cubiertos,
Arrullados por eternas canciones de cuna,
¿habéis consumado alegres el cáliz de la vida
Que acaso sólo a mí como veneno sabe?
También a vosotros, temo, os ha turbado el Mundo,
Frustradas fueron vuestras mejores obras
Y vuestras más caras esperanzas destruidas.
Por eso, bienaventurados todos los que pedisteis la
                                                                              Muerte,
Vuestra ansiedad fue aquietada, vuestra súplica oída,
que a cada corazón trituró al fin una lápida.


Nota.- En una recepción de verano en un jardín de Copenhague conocí a una hermosa dama joven que me dijo ser la esposa del Graf von Platen und Hallermünd, él mismo sobrino y heredero actual tras varias generaciones del gran poeta de la época romántica, contemporáneo de Víctor Hugo, quizá el primero de los vates malditos antes que Gérard de Nerval y Charles Baudelaire (habría que citar también a su coetáneo italiano Giacomo Leopardi y como predecesor de todos a William Blake); pero me dijo que desgraciadamente se veía obligada a divorciarse de él. “Claro que lo quiero muchísimo porque es bello,  elegante y encantador. Pero el día de nuestro matrimonio, cuando se habían ido los invitados, sólo nos quedaba por todo  bien material un espléndido castillo de ladrillo rojo reverberante como los que hay en torno a Copenhague, pero totalmente vacío, porque los muebles, los cuadros, las alfombras, las lámparas y todo lo demás había sido pignorado, un automóvil Volkswagen de esos que llaman escarabajos y una botella de champagne es todo lo que nos queda. Es encantador, rubio como el sol, sus ojos azules como el cielo del mes de Junio, es la imagen viva de su tío el poeta  y descendiente de la gran familia del principado germano-danés Schleswieg-Holstein, pero así no se puede vivir, y por eso nos estamos, muy a mi pesar, divorciando”.
Entonces yo le dije que había traducido algunos poemas del Conde de Platen al castellano. Me respondió: “Démelos, los necesito”. Pero lastimosamente no la volvía a ver, de modo que nunca pude entregárselos, ni siquiera supe cuál era su nombre de soltera.
Pero le dedico las traducciones y este escrito por si alguna vez el presente libro cayere en sus manos. Va con toda mi nostalgia del bello reino de Dinamarca. Quizá deba agregar que el Conde de Platen murió joven ahogándose voluntariamente en las tibias aguas del Golfo de la Spezia, entre sus bocas del Lerici, con colgantes olivos y Porto Venere con su templete no sé si cristiano o pagano –te acuerdas?-, que los italianos llaman il golfo del poeti. Que Dios lo perdone y lo tenga en su santa Gloria.