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viernes, 8 de febrero de 2013

MARIATEGUI Y EL OTRO SENDERO

                    EL OTRO SENDERO Y MARIATEGUI*

Antonio Belaunde Moreyra

                                      

I
LIBROS HITOS EN LA INTERPRETACIÓN
DE LA REALIDAD PERUANA

El título de este ensayo pretende sugerir un cotejo entre dos de los más importantes libros de interpretación de la realidad peruana, escritos en etapas cierto bien diferentes de este siglo: los célebres “Siete Ensayos” de José Carlos Mariátegui que hace más de 60 años aventuraron la interpretación marxista de nuestra realidad, y el libro relativamente reciente de Hernando De Soto y su equipo, titulado significativamente "El Otro Sendero",  que con instrumentos conceptuales de orden económico y sociológico muy modernos, propone una interpretación neo-liberal cuya validez creo yo aún no ha sido suficientemente valorada en nuestro país.

La interpretación marxista de Mariátegui ha dominado la escena ideológica en el Perú por lo menos desde 1960 aproximadamente, cuando logró romper cierto hielo o tabú que existía en torno de ella en el medio nacional. Ello coincidía, o mejor, era expresivo de un predominio de la ideología marxista en nuestra intelectualidad y que ha inspirado una vasta producción bibliográfica de esta orientación ideológica en nuestro país, de la cual apenas hay signos que comienza a flaquear.

Durante este período ha sido casi totalmente silenciada la respuesta que la obra de Mariátegui suscitó de parte de un autor católico e hispanista, pero intensamente comprometido con la comprensión de la realidad profunda del Perú, como fue Victor Andrés Belaunde. La prueba de la abismal diferencia entre el número de ediciones de los "Siete Ensayos" de Mariátegui y el parco número que ha recibido la obra rival de Belaunde "La Realidad Nacional", por no hablar de otros ensayos de  ese autor como su posterior libro "Peruanidad". Eran pocos los que reconocían la aportación original Belaundiana al debate de la identidad nacional, y hasta había, por qué no decirlo, un empeño confesional entre los hombres de orientación marxista por ignorarlo o silenciarlo, guardándose ellos el monopolio de la verdad sobre el Perú. Como doctrina que se consideraba asentada de manera definitiva.

Pero parece ya que el Mariateguismo ha colmado su medida y ha saturado el medio con ideas que a fuerza de repetidas han envejecido. Lo he podido comprobar en mi relativa experiencia universitaria, que la juventud ya no comulga con las ruedas de molino del marxismo más o menos ortodoxo y busca algo nuevo. Lo nuevo que hay es “El Otro Sendero” que ha abierto ventanas inusitadas y liberado la atmósfera cargada de acrimoniosa a ideología marxista.


II

EL NUDO EPISTEMOLÓGICO MARIATEGUISTA

¿Qué aporta la obra de De Soto y su equipo frente a la interpretación Mariateguina? Para marcarlo, recordemos que quizá lo esencial de los “Siete Ensayos” está en dos de los capítulos iniciales: "el indio" y "la tierra"; mejor dicho está en la conjunción de estos dos temas al haber afirmado Mariátegui que la solución del problema del indio era darle la propiedad de la tierra. Esta tesis, de audaz radicalidad, era lo que en términos marxistas, puede llamarse el nudo epistemológico del pensamiento de Mariátegui. Los comentaristas de Marx marcan la diferencia entre el pretendido carácter "científico" del marxismo, frente al carácter "meramente ideológico" de los otros plantemamientos sociopolíticos, fueran ellos el llamado "socialismo utópico" o las concepciones que los marxistas califican de reaccionarias, fuera conservadoras o liberales y además está el llamado revisionismo.


En el nudo o salto epistemológico radica pues el quid de la cuestión. El paso de la ideología a la "ciencia social", como la ven los marxistas, es decir, la doctrina de la "lucha de clases" que llena de contenido dialéctico propio al materialismo histórico. La pretensión de esta doctrina es colmar de un sentido material, es decir real, en la extensión de esa palabra, para el marxismo, el contenido del flujo de la historia. En una especie de reducción de esta a sus conflictos efectivos, poniendo de lado todo elemento iluso, utópico de auto engaño ideologizante, para reducir así la historia a su dura debilidad: la lucha de clases. El marxismo es en efecto un reduccionismo y de allí a la vez su poder seductivo y la poderosa dialéctica que inspiró en sus partidarios, en lo que el gran intelectual francés Raymond Arón, librado temporalmente de él, llamó "el opio de los intelectuales".

Lo que la lucha de clases representó históricamente en el reduccionismo marxista en su conjunto, aportándole su nudo o salto epistemológico, que le daba la pretensión de ser la única doctrina social con fundamento científico, digo ése núcleo fundamental de tal pensamiento, lo representaba en la aplicación mariateguiana del marxismo al Perú, la ecuación: "problema del indio = problema de la tierra". Tal era en efecto para Mariátegui el aspecto central de la lucha de clases en el Perú.


En el ensayo sobre el indio, Mariátegui descarta una a una las diversas interpretaciones propuestas en sentido sociológico, etnológico, religioso, educativo, etc., al problema del indio, es decir a la asimilación de la mayoría marginada del país, a la vida nacional y sólo acepta la solución que se basa en una realidad económica sólida: da al indio la propiedad de su medio natural de subsistencia: la tierra. Hay en Mariátegui a este respecto un juego ambivalente de factores, pues por un lado él acentúa el rigor económico de la solución que propugna, lo cual la hace concorde con toda la connotación materialista del marxismo; pero al mismo tiempo, la tesis de Mariátegui comporta un elemento mitológico: un componente de apego del hombre telúrico a la tierra, la mama pacha, la gran madre que en este caso adquiere la configuración gigantesca del Ande. Es pues necesario marcar, junto al aspecto realista y materialista de la tesis de Mariátegui ese aspecto poético y simbólico o mitológico, pero que no lo contradice, sino lo colora, le da un sobretono animista que sin duda es parte del atractivo de la ideas de Mariátegui para sus partidarios.

Las memorias de don Luis E. Valcárcel han recogido el testimonio de ese autor, quien fue uno de los iniciadores del movimiento indigenista en el Cuzco, quizá el más grande autor de la historia y la civilización peruana pre-hispánica, en cuanto al giro especial que dio Mariátegui al movimiento indigenista reorientándolo en sus siete Ensayos dentro de la corriente general del marxismo. Es como si Valcárcel hubiera visto la luz en tal simbiosis de indigenismo y marxismo. La reivindicación del pueblo indígena peruano era una versión más de la lucha de las clases oprimidas por su liberación. Valcárcel creyó que esta llave intelectual le habría todas las puertas, sin advertir a tiempo que podía infiltrar un elemento perturbador en la comprensión de la realidad autónoma, al interpretarlo con patrones ideológicos ajenos a ella. Pero en el entusiasmo de lo que puede llamarse la "revelación marxista", este peligro era resueltamente desechado y despreciado como un prejuicio de reaccionarios.

III

EL DESCUBRIMIENTO DE SOTO

¿Qué queda de todo ello sesenta años después? Mariátegui ha sido objeto de múltiples estudios que se presentan críticos, pero que no lo son o no llegan a serlo porque se sustentan en las mismas bases marxistas. Entre tanto, mucha agua ha corrido bajo los puentes, en particular en el Perú ha habido una reforma agraria que mal que bien ha pretendido realizar la ecuación programática que propuso Mariátegui: problema del indio = problema de la tierra.

Pero en el Perú contemporáneo observamos que las masas indígenas abandonan su terruño provincial y se vienen a los centros poblados, muchos de ellos en la Costa y sobre todo, la capital, Lima. ¿Era entonces la tierra la verdadera solución al problema? Ha habido más bien una compleja transformación de los términos del problema, en virtud de la cual ya no se habla en el Perú del problema del indio, la asimilación del indio, o aún del indio a secas, palabra que ha adquirido una connotación anacrónica y ha sido desplazado por la expresión, campesino, esto en la medida que el indio sigue residiendo en el campo, en vez de migrar a las ciudades.


En todo caso la asimilación de la población andina serrana al país se está haciendo no por la vía del apego telúrico de esa población a un culto de la mama pacha, sino por el ingreso creciente de grandes masas de ella a la economía monetaria y de mercado, que ha traído al Perú lo que en libro admirable hace setenta años ortega y Gasset llamó "La Rebelión de las Masas".

Es aquí donde intervienen de manera decisiva la obra de Hernando De Soto y del Instituto Libertad y Democracia, fundado por él. Por así decir, él ha descubierto o redescubierto el instinto de comerciante que se escondía en lo que hasta hace poco era el campesinado indígena peruano. Ha descubierto en él una racionalidad económica común con la capacidad de cálculo que los economistas clásicos han atribuido a los que ellos llamaron el "homo economicus".

Si se quiere la interpretación propuesta en el  “Otro Sendero”  no es menos materialista en el sentido de economizante, que la propuesta por Mariátegui, siguiendo a Marx; lo es más, pues propone una visión económica de la sociología peruana demudada del atavismo terrícola que Mariátegui creía insoslayable, concediendo esto al común sentir indigenista. La diferencia es que el enfoque del Otro Sendero trae un viento de libertad en contra del opresivo estatismo colectivizante que nos proponía la solución Mariátegui-Marx.

Poco más o menos, el Otro Sendero, en tanto que aparición bibliográfica, ha coincidido con el célebre libro de Gorbachov  "La Perestroika", pero en el Perú el libro de De Soto y su equipo fue una clarinada independiente y previa al gran proceso de "desrrevolución" mundial iniciado por el Liberador líder soviético. Ambos libros empero coinciden en los signos de los tiempos, y es inevitable que los efectos del uno en el ámbito nacional serán potenciados por los efectos del otro en el plano mundial.

IV

EL MERCANTILISMO Y LA VISIÓN BELAUNDIANA



La mejor evaluación de Mariátegui a estas alturas como ideólogo intérprete de la realidad peruana debe pues hacerse desde el punto de vista propio aportado por el Instituto Libertad y democracia. Esta aportación comporta elementos que no pudieron ser previstos por el primer crítico de Mariátegui, Victor Andrés Belaunde. Porque se hace con instrumentos conceptuales sociológicos y sobre todo económicos, que, justo es reconocerlo, no formaban parte del arsenal conceptual de Belaunde, ni se tenía entonces conocimiento de ellos en el Perú. Algunos pensadores sociales peruanos, en particular Mattos-Mar, presintiendo lo que estaba en el ambiente, se adelantaron a De Soto y compañía en la propuesta de un diagnóstico de la informalidad, “El desborde popular”, me refiero en el sentido que el opúsculo Mattos-Mar es anterior, no sé con precisión en cuánto tiempo, al Otro Sendero.

Pero fueron De Soto y su gente, quienes no se contentaron con una descripción del fenómeno de la informalidad en términos generales, sino lo describieron en detalle, rama por rama de la actividad económica. Especialmente la vivienda, el comercio, el transporte; analizaron sus diversas modalidades y el proceso de sus formación y consolidación histórica, y de esta manera cuantificaron ese proceso dando una apreciación cabal de su magnitud, su alcance y sus significado. En este sentido, el título del libro es correctamente expresivo en su propósito,  abrir otra perspectiva, otra visión, entre la realidad peruana actual y otro  sendero, otro camino programático en la lucha por superar las limitaciones y los riesgos de la situación presente.

Hay un punto sin embargo en que de Soto coincide con Mariátegui, o mejor dicho De Soto permite reinterpretar lo que había de cierto en la acerba crítica que Mariátegui hizo a la herencia hispánica. Esa dura incomprensión de Mariátegui hacia el legado del Perú Virreynal, fue motivo de uno de los temas centrales que recorren la respuesta de Belaunde.


Este es un empeño de dar una visión integradora del país, resiente como negativa y exagerada, y a un extremo inclusive falsas, muchas de las apreciaciones de Mariátegui sobre la obra de los españoles en América y el Perú. De Soto no siente la misma necesidad justiciera e hispanizante de reivindicar la herencia hispánica y antes bien asume a su vez frente a ella una actitud crítica, pero aporta un elemento conceptual que creo yo permite situar el debate en un punto en que le es posible adquirir cierto rigor científico.

Ese elemento conceptual es la noción de "mercantilismo", que  De Soto  ha extraído de sus estudios profesionales de historia económica e historia de la teoría económica y que aplica al Perú.

Según él nos dice, la economía peruana formal y oficial aunque pretende revestirse de las apariencias institucionales de una verdadera economía de mercado, no es tal en realidad; todo lo contrario, es una economía en que los actores de la producción no buscan propiamente la eficacia productiva, sino una eficacia distributiva o redistributiva, que los lleva a defender posiciones privilegiadas y monopolistas, en vez de propugnar una libre competitividad en el mercado.

Tal es, según recuerda De Soto, la característica del régimen mercantilista que presidió las economías europeas en la llamada sociedad moderna. Es decir, la que sigue al Medioevo desde fines del siglo XV y perdura hasta que fue barrida poco a poco por la revolución industrial, primero en Holanda e Inglaterra y luego en las otras partes del mundo desarrollado de libre empresa. Ahora bien, la economía del imperio español en América, como todas las centradas en Europa, en su época era una economía mercantilista, de manera que esa herencia nos viene por el lado hispánico y lo que ha sucedido en el Perú, como seguramente también en otros países de hispano América, es que situados en la periferia de la gran transformación económica, hemos sido particularmente lentos y renuentes a liberarnos de la herencia mercantilista.


Hay pues aquí una base de entendimiento a terreno común a  “Los Siete Ensayos”  y al “Otro Sendero”. Pero creo yo que esta base es sobre todo útil como diagnóstico y pronóstico de la situación actual, no tanto como juicio condenatorio retrospectivo, respecto del pasado. En suma, la economía de mercado no es una realidad que está subyacente y prefabricada desde el origen de la historia; todo lo contrario, es una realidad que se ha formado en un proceso histórico, y en ese proceso  histórico el mercantilismo fue la etapa previa.

El mercantilismo como fenómeno histórico no debe verse como el ogro, que al igual que la diosa Tiamat fue vencida por el dios Enlil, debió ser vencido por el liberalismo económico a fín que triunfara la racionalidad propia de la economía de mercado. Antes de ser un obstáculo a su instauración, el mercantilismo, como es fácil advertir en la misma palabra, fue una condición histórica en la creación de mercado, creación que a su vez significó una transformación frente a etapas anteriores de la economía feudal y corporativa.

Cada fase histórica tiene lo suyo propio y no se explicaría que esos sistemas históricos rigieran en su tiempo, si su vigencia no hubiese obedecido a una cierta racionalidad en su momento, aunque quedasen después superadas. Sería ociosa no entenderlo así y sobre esta base creo yo que la aportación del aparato conceptual traído por De Soto de la historia económica, permite una apreciación cabal de las posiciones de Belaunde en defensa del legado hispánico, legado que debe valorarse por lo que fue y significó en su época, mucho más que por su supervivencia anacrónica deformante en la época republicana, sobre lo cual, por lo demás, Belaunde tiene visiones críticas tanto o más punzantes que la de Mariátegui.

V
UN LIBRO CLAVE

Vamos así cerrando el sitio de nuestro propósito, El Otro Sendero de De Soto y su equipo del Instituto Libertad y democracia es sin duda un libro clave para la comprensión de la realidad actual. El permite situar en su justo nivel el diagnóstico hecho por Mariátegui hace sesenta años, al tiempo que también sitúa en su correcta posición histórica, la respuesta crítica de Belaunde; pero además de eso, dicho libro expresa las grandes transformaciones que han ocurrido desde entonces en la realidad peruana en consonancia con la transformación de la escena mundial y aporta elementos programáticos, sobre todo en la asimilación del gran proceso de la informalidad que están llamados a ser decisivos para nuestro país.

 

                          Lima, 14 de Noviembre de 1990




* Este ensayo fue fruto de un curso dictado en la UNIFE.